Las Ordenes Reales

Orden de Santa Mariana


La Real e Insigne Orden de Santa Mariana es una distinción de orden civil del Reino de Quito. Desde su creación en 1831 es la única condecoración que puede otorgar la Consorte del Soberano a discreción personal, sin consultar con el Parlamento. Le es conferida a las mujeres, nacionales o extranjeras, que hubiesen destacado en sus servicios a la comunidad o por sus cualidades personales que sirviesen a la Corona.

 

La condecoración lleva el nombre de la primera santa quiteña, Mariana de Jesús Paredes Flores y Granobles, patrona a su vez de la primera Emperatriz Consorte del país, doña Mariana Carcelén de Guevara, en favor de quien se constituyó la Orden.

 

Comparte, junto con la Orden del Rey Leopoldo y la de San Lorenzo, el estatus de segunda condecoración más alta otorgada en Quito.

 

Historia

La Orden quedó definida como una institución premial, estrictamente femenina, gobernada por la entonces Emperatriz y compuesta por treinta bandas, reservadas a la primera nobleza quiteña. En 1839 el Emperador elevó la Orden a dignidad nobiliaria, concediendo a sus poseedoras y a sus cónyuges el tratamiento protocolario de Su Excelencia, equiparándolas a los Pares de la nación y a los caballeros Grandes Cruces de la Orden de la Virgen de Quito. Las Consortes sucesivas heredaron en su momento las prerrogativas de la Emperatriz fundadora de la Orden, doña Mariana Carcelén de Guevara, y se instauró la costumbre de que fuera la actual Reina de Quito la que ejerciera la gobernación de la Orden.

 

Su majestad el Emperador don Leopoldo I, por vía de Real Decreto del 28 de noviembre de 1910, declaró que las Damas Nobles podrían usar sobre el lado izquierdo del pecho, la cruz de la Orden pendiente de un lazo de cinta igual a la Banda, con traje alto y aún con otro de mayor etiqueta, siempre que el acto no requiera por su importancia el uso de la Banda en la forma prescrita en los estatutos de la Orden.

 

El decreto republicano de 14 de julio de 1973, sin referirse expresamente a esta Orden, la abolió de hecho como institución oficial. Pero Su Majestad la Reina doña Victoria Antonieta otorgó algunas bandas de esta Orden a princesas de su familia. En la actualidad y en virtud de los estatutos vigentes se conserva una única categoría: Dama Noble y el número permanece limitado a 30 titulares, salvo voluntad expresa de los reyes.

Insignias

Venera

La Venera de la Orden es una cruz de oro blanco, formada por cuatro brazos iguales, simétricos dos a dos, cuyo centro o llama es de esmalte blanco contornado por una franja de esmalte negro y otra de azul añil. En cada entrebrazo figura el monograma de Su Majestad la Emperatriz doña Mariana Carcelén de Guevara, que a modo de "M", también recuerda a al santa patrona de la Orden.


Esta cruz está coronada por un anillo que la une al escudo de la familia Paredes Flores y Granobles, de la santa que preside la Orden. En el mismo, sobre campo de oro, tres leones rampantes de azur, linguados y armados de gules, todo esmaltado.

Banda y cintas

La Banda de la Orden es una pieza de seda de 90 milímetros de ancho, de color azul añil. La misma se une en sus extremos mediante un rosetón picado, confeccionado con la misma tela que la Banda, del cual penderá la venera de la Real Orden.


Se utiliza terciada desde el hombro derecho hasta el costado izquierdo, con la Venera descansando sobre el rosetón picado que se ubica sobre la cadera.


La cinta de la Orden, por su parte, es una pieza de seda de 37 milímetros de ancho, de color azul añil. Se usa alrededor el cuello a modo de pequeño collar, del que pende la Venera. De igual manera, el uso a modo de condecoración se hace con una cinta de similares características, pero una longitud de 40 centímetros, que debe ser colocada sobre el lado izquierdo del pecho.


Al principio se imponía la obligación de ostentar cotidianamente esta banda con su venera, como pública muestra del gran honor que les ha sido concedido por Su Majestad Consorte. Sin embargo, en 1910 don Leopoldo I autorizó el uso de la Venera sobre el lado izquierdo del pecho, pendiente de un pedazo de cinta igual a la Banda, con traje alto y aún con otro de mayor etiqueta, siempre que el acto no requiera por su importancia el uso de la banda en la forma prescrita en los estatutos de la Orden.


Hasta 1921, tanto las insignias como la banda eran propiedad de la Orden, que las otorgaba en usufructo y las recuperaba al fallecimiento de la agraciada.